No todo es tauromaquia

Diversos colectivos celebran estos días las últimas estadísticas taurinas publicadas por el Ministerio de Cultura, cuyas cifras muestran en nuestro país un descenso de los festejos taurinos de un 12% en el último año. Sin embargo, volvemos a maquillar la realidad. Eso sí, sin mentir. El informe detallado únicamente desvela el descenso en corridas de toros y rejones, obviando las novilladas, becerradas o los llamados festejos populares, tales como encierros, toros de fuego o toros ensogados.

España ha logrado erradicar algunas de sus tradiciones más crueles con los animales, pero persisten otras y han surgido algunas nuevas, como el abandono masivo de gatos y perros ya que, según el Partido Animalista PACMA, 200.000 es el número de ejemplares que son anualmente víctimas del abandono y los malos tratos.

Por desgracia, los animales no tienen una fecha por la que conmemorar unos derechos en sentido estricto pero tienen el derecho moral a que se les trate con humanidad, fundamentalmente a ser considerados como miembro de la especie a la que pertenecen.

En la sociedad humana están extendidas muchas formas de maltrato a los animales pero aunque dicho acto es recogido como un delito en el Código Penal, castigado con hasta dos años de cárcel, si el maltratador no tiene antecedentes penales, se suele conmutar la pena de prisión por una sanción económica.

Así, los países más civilizados han plasmado ya en sus leyes compromisos relativos a las relaciones con los animales pero aún queda mucho por lo que luchar. Por supuesto, que el civismo no es una virtud que se alcanza a golpe de reformas del Código Penal, pero hay algunos comportamientos que no pueden esperar a la entrada en razón de quienes los practican para que sean perseguidos desde la ley.

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